Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, proclamado Papa Francisco I

Iglesia/Vaticano
Momento en el que el nuevo Pontífice salía a saludar a la multitud en el Vaticano

¡Fumata Blanca! El cardenal francés Jean-Lois Tauran anunciaba al mundo el “Habemus Papam” a las 20.13 horas. “Annuntio vobis gaudium magnum; Habemus Papam: Eminentissimum ac reverendissimum Dominum, Dominum Jorge Mario, Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Bergoglio, Qui sibi nomen imposuit Francisco I”, convirtiéndose por lo tanto en el primer Papa no europeo. Fue el momento en el que el júbilo se contagió de la plaza vaticana.

El 266 Pontífice de la Iglesia Católica eligió como nombre su Santidad Francisco I, la primera vez que se da este nombre en un Papa. Se da también la circunstancia de que se trata del primer Papa que es miembro de la compañía de Jesús. Con gestos de timidez a las 20.21 horas se asomaba al balcón Vaticano para saludar a los miles de feligreses. En la curia Vaticana es considerado como un Papa cercano y misionero. Durante el acto demostró su autoridad y tranquilidad innata en la celebración. En un discurso en italiano pero con acento argentino agradeció al colegio de cardenales la elección y como primer acto elevó una oración por su antecesor Benedicto XVI. Tras la lectura de la indulgencia plenaria por parte de su Santidad Francisco I, el nuevo Pontífice procedió a impartir la bendición Urbi et Orbi a los fieles que se encontraban en la plaza de San Pedro. Se despidió agradeciendo la acogida recibida tras su nombramiento.

Una vez de vuelta al interior del Palacio Vaticano, los cardenales dieron por finalizado el Cónclave. Francisco I y los cardenales volvieron a la capilla Sixtina y se procedió a la clausura del cónclave tras una eucaristía presidida por el nuevo Pontífice. Con su proclamación, el nuevo Papa lleva aparejados, entre otros títulos, el de Sumo Pontífice, Pastor Supremo de la Iglesia Católica, o el de Jefe del Estado Vaticano.

Se rompieron los pronósticos y salió elegido uno de los cardenales electores que entraban en las segundas quinielas.  Quizás lo más comentado es edad del elegido, 76 años, cuando desde la Santa Sede se pretendía elegir un sucesor al estilo de Juan Pablo II, joven y que diera lugar a un pontificado más largo que el de Benedicto XVI. Las corrientes más positivas apuntan a que quizás sea un enlace importante para la unión de los pueblos cristianos.

Fumata blanca

Tras cinco votaciones y cuando la fumata se hacía esperar, a las 19.07 del miércoles 13 de marzo de 2013 un abundante humo blanco que salía desde la chimenea de la capilla Sixtina anunciaba al mundo que Pedro tenía nuevo sucesor, momento en el que las campanas de todo el mundo comenzaron a repicar para anunciar a los cielos la llegada del nuevo sucesor. Transcurrieron unos 40 minutos desde que salió la fumata blanca hasta el momento en que se escuchó el «Habemus Papam». Fue el momento en el que sonaron el himno de Italia y el del Vaticano en la Plaza de San Pedro. Durante ese tiempo, Francisco I entro en la “habitación de las lágrimas” para vestirse y posteriormente se retiró el Pontífice a la Capilla Paulina para rezar unos minutos.

Bergoglio, el Papa Argentino

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en el seno de una familia modesta de la capital argentina, hijo de un trabajador ferroviario de origen piamontés y una ama de casa.

Arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, ya fue mencionado como uno de los prelados mejor posicionados para suceder a Juan Pablo II y es un jesuita austero, que lleva una vida discreta y cultiva el bajo perfil. Vive desde su juventud con un solo pulmón, goza de un gran prestigio entre sus seguidores que aprecian su total disponibilidad y su forma de vida, alejada de toda ostentación.

Asistió a la escuela pública de donde egresó como técnico químico y a los 22 años se une a la Compañía de Jesús, donde estudia Humanidades y obtiene una licenciatura en Filosofía. Tras incursionar en la enseñanza privada, comienza sus estudios en Teología y se ordena como sacerdote en 1969. Menos de cuatro años después, a los 36 años, fue designado responsable nacional de los jesuitas argentinos, cargo que desempeña durante seis años.

Según la prensa argentina, Bergoglio figuró entre los más votados en el Cónclave de 2005, que eligió a Joseph Ratzinger como sucesor de Juan Pablo II.

La jornada de ayer

El segundo día del Cónclave para la elección del nuevo Pontífice estuvo marcado por la  fumata negra que salió desde la chimenea de la capilla Sixtina. La fumata negra que se elevó a las 11.38 de la mañana del miércoles provocó una gran decepción para el público en la plaza. Nuevamente lo más comentado fue que el humo, generado con un nuevo sistema y reforzado con un compresor, es más abundante y más negro que nunca desde que se empezó a usar en 1939 la vieja estufa. En torno a las 9.30 horas los cardenales electores volvieron a encerrarse en la Capilla Sixtina para la primera de las votaciones del día. En un ambiente de recogimiento y la oración las votaciones volvieron a arrojar que ningún candidato alcanzó los dos tercios necesarios. Durante la tarde los cardenales regresaron a la Casa Santa Marta y volvieron a reunirse en la Capilla Sixtina a las 16.00 horas para las dos votaciones de la tarde. Por desgracia para los peregrinos, turistas y curiosos que aguardaban en el exterior el anuncio de la fumata, se vieron acompañados durante toda la jornada de un cielo cubierto y un constante aguacero. La anécdota del día, la protagonizo una gaviota que durante varios momentos de la tarde esperaba la fumata sobre la chimenea de la Capilla Sixtina.

En ambiente festivo transcurrió la tarde, a la espera de “la fumata blanca” que indicase el “Habemus Papam”, en la plaza de San Pedro comenzaban las corazonadas de los fieles, que apostaban a que durante la tarde la iglesia contaría con nuevo Papa. Eran muchos los que esperaban conocer ya al nuevo Pontífice, teniendo en cuenta sobre todo que en los últimos tres cónclaves se eligió al Papa el segundo día por la tarde. Como precedente Joseph Ratzinger, que arrancó como claro favorito en el 2005 no llegó a los dos tercios de los votos hasta el cuarto escrutinio: el primero de la tarde en el segundo día.

Comunicado del obispo de Cádiz

La gran familia de la Iglesia da gracias hoy al Señor por el nuevo Vicario de Cristo, el Papa Francisco I, que en su nombre nos cuidará, guiará y enseñará haciendo las veces del Buen Pastor en unión con el resto de los obispos, sucesores de los apóstoles. Su Santidad el Papa, al que hemos visto elegido presentándose a la iglesia y al mundo, nos ha hecho ya orar a todos. Orar para amar, para evangelizar, para agradecer. Y nos ha bendecido.

No deja de ser curioso ver el enorme interés de todo el mundo por esta noticia eclesial, incluido el autodenominado  mundo “laico”. Esto me hace pensar en aquella encuesta que Jesús hizo una vez a sus amigos estando junto al mar. ¿Quién dice la gente que soy yo?, les preguntó. Hubo opiniones para todos los gustos;  se quitaban la palabra unos a otros para poder contarle al Maestro todas las presunciones sobre su persona, lo que se decía en el mercado, en las plazas, en las casas. Y me imagino a Nuestro Señor riéndose por dentro como hoy también sonríe seguramente ante tantos comentarios que intentan descifrar el misterio de la sucesión apostólica que estamos viviendo. Entonces Jesús cortó la animada discusión con una pregunta incómoda. Y vosotros… ¿quién decís que soy yo? Un gran silencio sustituyó al griterío como por arte de magia. Alguien se sentiría touché, pues siempre es fácil esconderse en medio de la polvareda mediática sin implicar la propia vida.  Pero, he aquí que uno de los discípulos se puso en pie para declarar algo muy solemne, y con rostro serio, mirando a los ojos al Maestro le dijo: Tú eres el Hijo único de Dios, el Mesías, el que tenía que venir. Se sentó. Hubo silencio de nuevo. Algo muy grande había sucedido. Y Jesús –lejos de negar tal afirmación que le llevaría a la muerte por blasfemo- confirmó el carisma de la infalibilidad del ministerio petrino: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado la carne y la sangre sino mi Padre que está en el cielo. Y aún más. Jesús entonces declara que de este débil hombre y de su confesión de fe dependerá el edificio entero de la Iglesia. Yo ahora te digo a ti: tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no podrán contra ella. Desde entonces los cristianos vemos en el Sucesor de Pedro al mismo Cristo, a su Vicario, quien, siendo un hombre normal que necesita consejo, aliento y compañía hoy sigue guiando, enseñando, rigiendo la débil pero invencible nave de la Iglesia en medio del oleaje de la historia al tiempo que se convierte en Arca de Salvación para muchos que hoy también se unen a esta confesión de fe.

Esta fe es la piedra, el cimiento sobre el que se puede construir la vida.  Porque la Roca es Cristo mismo y Él no falla. Por eso los fieles cristianos estamos llenos de alegría y damos gracias a Dios porque lejos de ser unas elecciones políticas donde gana un bando u otro aquí gana el que cree. Ésta es nuestra victoria: nuestra fe. En el Año de la Fe nos unimos a Pedro para proclamar a Cristo como Señor de la historia, también de nuestro tiempo presente y junto a su sucesor remar mar adentro fijos los ojos en Aquel que llena de fecundidad nuestra obra. ¡Habemus Papam, tenemos Papa! Pero sobretodo tenemos a Cristo, el único que salva. Su Santidad, nuestro querido Francisco I, ya nos ha hecho orar en su nombre, para amar, para evangelizar, para abrazar al mundo en fraternidad.