'Pasan los campanilleros', de revolución en la música procesional a marcha "prohibida"

Cofradías/Música
La marcha está dedicado al Crucificado del misterio de las Siete Palabras de Sevilla

Séptima entrega del serial musical que cada mes desde Universo Gaditano ofrecemos a nuestros lectores. Probablemente sea la marcha que más veces se haya grabado en la historia de la música cofrade. Su historia está llena de controversias e incluso de un veto para no ser interpretada en la carrera oficial. Se da el caso de que al oírla siempre detrás de un palio, imaginamos que está compuesta para un Virgen, pero no es así. Hablamos de 'Pasan los Campanilleros', una de las marchas más populares del panorama musical cofrade andaluz.

Fue compuesta por el maestro Manuel López Farfán en 1924. Farfán nace en Sevilla, en el popular barrio de San Bernardo, en 1872, lo que le valió para ser conocido con el sobrenombre de “El Genio de San Bernardo”. Estudió música en el Hogar de San Fernando. Ingresó en el Batallón de Cazadores de Cataluña Nº 1, llegando a participar en la Guerra de Cuba y en la de Melilla. Desde muy joven pertenece a diferentes regimientos. En 1903 ingresa en el Regimiento Granada nº 34, con sede en Sevilla, donde obtiene el título de músico mayor. A López Farfán se le considera un adelantado del género de la música procesional. Para muchos se trata del verdadero innovador de la música cofrade. Sus aportaciones sirvieron para que al paso de una cofradía, el público no solo se sintiera atraído por la magia de la imagen que contemplaba, sino que el acompañamiento musical de la misma sirviera para generar sentimientos de júbilo en un acto de carácter religioso. Farfán cambio la percepción del carácter que debía tener el acompañamiento musical de las sagradas imágenes, provocando un antes y un después en la composición de una serie de marchas entre las que se encuentra sin duda alguna 'Pasan los Campanilleros'. La marcha está dedicada al Crucificado del misterio de la Cofradía de las Siete Palabras de Sevilla.

El origen 

Manuel López Farfán reside en Sevilla para integrarse en el Soria 9, donde ostenta el cargo de Capitán Músico Mayor del Regimiento de Infantería Soria 9. Tras varios años visitando diversos destinos por todo el país, comienza a ir de manera frecuente con Soria 9 al pueblo de Castilleja de la Cuesta, en pleno aljarafe sevillano, para realizar diversos conciertos, conociendo allí al conocido coro de campanilleros “Nuestra Señora de la Soledad”. Fruto de ese descubrimiento, a Farfán le surge la intención de componer una marcha que introdujera una de las coplas que dicho coro interpretaba, siendo la elegida “En la cima del Monte Calvario”. La letra es la siguiente: 

"En la cima del Monte Calvario 

orlada de nubes, brillaba una Cruz. 

Y a sus pies, con el Santo Sudario 

esperaba María un rayo de clara luz. 

Que luz era su Hijo Jesús, 

luz radiante que alumbra cielos y tierra 

y esparció en sus ascuas amor, caridad y virtud".

'Pasan los Campanilleros' supuso la verdadera revolución de la época en la música cofrade, ya que, dentro de su estructura, es sustituido el fuerte de bajos por la copla popular cantada mencionada anteriormente. Esa letra cantada se interpreta raramente, pero su puesta en escena musical es muy peculiar porque se acompaña de las características e inconfundibles campanillas. Hay que puntualizar que, contrariamente a lo que muchos piensan, no se trata de un villancico. El coro de la Soledad interpreta diversas piezas, entre ellas villancicos, pero esta que nos ocupa no lo es.

Su estreno y posterior veto 

Según cuentan las crónicas de la época, "En la tarde del Domingo de Ramos, 13 de abril de 1924, se produjo un acontecimiento sin precedentes tras el paso de palio de la Virgen del Socorro de la Hermandad del Amor, sonaba por primera vez, en la calle Sierpes, los compases de 'Pasan los campanilleros' con acompañamiento de voces por parte de los integrantes de la banda, obra del director al frente de Soria 9, Manuel López Farfán. El éxito fue sonado, pues la marcha se volvió a interpretar varias veces más durante la estación de penitencia, incluso, una vez dentro de su templo del Salvador, la banda interpretó de nuevo la marcha ante la insistencia del público”. 

Se trataba por entonces de una ruptura de todo el estilo anterior, por el ritmo de la composición y por incluir algo tan poco común en una marcha como era una parte cantada. Sin embargo, a pesar de ser una innovación tan llamativa y ser interpretada además en una cofradía tan austera, la marcha no se libró de la censura que en la década de los cuarenta sufrió la musical procesional cofrade. Tengamos en cuenta que en aquellos complicados años hubo un gran control y represión en todos los aspectos. Hay testimonios que acreditan que la autoridad eclesiástica sancionaba con multas económicas y cierres de templos a todas aquellas hermandades que utilizaran esta marcha en sus desfiles. Se prohibió su interpretación por imposición, debido al hecho motivador de considerarla excesivamente folclórica y poco adecuada para ser tocada en los desfiles procesionales en su discurrir por la Carrera Oficial. Esto mismo ocurrió con las marchas 'Dulce Nombre' y 'La Estrella Sublime', que llevaban el mismo ritmo alegre y misma composición que 'Pasan los Campanilleros'. 

La popularidad que alcanzó la marcha en la Semana Santa estuvo por encima y el veto establecido para la interpretación de estas marchas fue superado. El maltrato a esta marcha ha sido de tal magnitud que la prohibición estuvo vigente hasta prácticamente la década de los noventa, de hecho en el año 1995, la hermandad de las Siete Palabras pidió previamente al Consejo de Cofradías de Sevilla poder tocar la marcha en la Campana, ante lo cual se le "recomendó encarecidamente" que no lo hiciera, lo que provocó mucho descontento entre los que no terminaban de entender lo impresentable de semejante recomendación. Por este motivo, en la Madrugá del año 1996, la Hermandad de la Esperanza Macarena rompió el veto en su discurrir por la Carrera Oficial e interpretó la marcha a su paso por la plaza de la Campana. La decisión cogió por sorpresa a los asistentes, así como a los miembros del propio Consejo. Cuentan las crónicas que la marcha se interpretó repitiendo de forma sucesiva la parte central, en la que se encuentra el canto y las campanillas, hasta que el capataz ordeno bajar el paso. 

Su degradación

Una vez superado el mencionado veto, la marcha volvió a colocarse entre las composiciones clásicas de las Bandas de Música, sin la cual no se concebirían la mayoría de los pasos de palio de la Semana Santa en Andalucía a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, la corriente más conservadora de la música cofrade apunta a una notable degradación del carácter inicial de la marcha, ya que, la parte de las campanillas como se le conoce popularmente es mucho más seria de lo que realmente se interpreta, y no lleva panderetas ni castañuelas, sino triángulo, güiro y campanilla, instrumentos que por entonces usaba el coro de la Soledad de Castilleja cuando Farfán adapto el canto a la marcha. 

Los continuos arreglos y modificaciones de las versión original han provocado que de “Pasan los Campanilleros” muy pocas veces podemos oír esta composición completa por la degradación a que algunas bandas están llevando el rico patrimonio musical. La mayoría de bandas andaluzas suelen interpretar esta marcha con el final incompleto, eliminando los últimos compases y reduciendo la marcha a una interpretación más popular y viciada de la intención original de su autor. El trío es bastante más largo de lo que se toca normalmente, de hecho años atrás muchas bandas ni lo interpretaban, aunque actualmente este aspecto parece que está cambiando dicha tendencia.

No obstante, hay grabaciones memorables. En la "II Antología de Marchas Procesionales" la banda de Soria 9, dirigida por el Teniente Coronel Abel Moreno, graba la versión "corta" de esta marcha con un sonido impecable. Igualmente, en 1992, Antón García Abril la arregla y adapta para orquesta, para posteriormente ser incluida en la banda sonora de la película "Semana Santa" de Juan Lebrón. Dicha interpretación está realizada por la “London Philarmonic”. Sin embargo, las bandas que más fielmente tocan la marcha como la concibió Farfán siempre han sido el Carmen y la Oliva de Salteras, ya que el histórico director de la Oliva, Joaquín de la Orden, fue músico de Soria 9 en época de Farfán, y copió a mano el guion original de la marcha.

En resumen podríamos decir que nos encontramos ante una de las marchas que revalorizan el patrimonio musical de nuestra Semana Santa, representando la riqueza, la variedad y la revolución en cuanto a la concepción primitiva de las marchas procesionales. Quizás el secreto de la gran aceptación de esta marcha resida en la sabia combinación del folclore popular con la esencia de la Semana Santa, a lo que se le suma la importante aplicación de conocimientos en materia compositiva característicos del maestro Manuel López Farfán.