
A lo largo de la historia de la Iglesia, numerosos han sido los acontecimientos que han ido marcando el devenir de la devoción y la fe del pueblo cristiano. Algo parecido suele ocurrir con las Santas Reliquias, las cuales en un determinado momento se convirtieron en una herramienta fundamental para evangelizar, independientemente de su autenticidad o procedencia, de hecho, allá por el año 787 después de Cristo, se tiene constancia que desde la Santa Sede se establecido que ninguna iglesia podría ser consagrada si no se tenía en su posesión una reliquia la cual pudiera ser venerada por los fieles.
En su momento, la Santa Sede estableció que los objetos conocidos como “reliquias” serian cualquier objeto que perteneciera o dejará prueba de la existencia de algún santo o personaje bíblico tras su muerte. Igualmente, también se consideran reliquias aquellos objetos que han estado en contacto directo con un cuerpo santo o divino. La idea para la cual utilizar estas reliquias por parte de la Iglesia era la de llevar las historias de la Biblia en la Edad Media, donde prácticamente toda la población era analfabeta. Las reliquias alcanzarán tanta importancia en la población de la época, pudiendo nombrar a la Edad Media como el periodo en el que comenzó el auge de las reliquias. Con motivo de la existencia de las mismas, llegaron a provocarse en algunos casos guerras entre los pueblos, o incluso que alrededor de las reliquias se construyeran grandes iglesias y catedrales.
En Universo Gaditano ya elaboramos durante el pasado mes de febrero un pequeño reportaje donde hicimos un repaso a las distintas reliquias reconocidas por parte de la Iglesia, y que ayudaban a concebir la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. En el reportaje de hoy, haremos un recorrido por las Santas Reliquias que han sido atribuidas a la Santísima Virgen María. La Virgen María tiene advocaciones e imágenes alrededor del mundo, con la cual sus fieles la sienten cerca. Por norma general, casi todas las advocaciones e imágenes de la Virgen están sustentadas en algún milagro, hechos históricos y portentosos, e incluso en algunas ocasiones derivado de apariciones directas de María Santísima en diferentes lugares. Sin embargo, son pocas las veces que la Virgen María ha dejado constancia de su presencia como prueba contundente en forma de reliquia.
Por este motivo, existen gran cantidad de objetivos considerados como reliquias y que han resultado un filón inagotable. Sin embargo, resulta fácil poder enumerar o reflejar las de mayor importancia y las cuales guardan numerosas curiosidades y anécdotas importantes. Una de ellas, y las más visitada y conocida es la Basílica de la Natividad, en Belén, uno de los templos cristianos en uso más antiguos. En la cripta de dicha basílica se encuentra el lugar donde la Virgen María dio a luz a Jesús. Según los Evangelios, Jesús nació en un pesebre. De aquí se extrae que Jesús nació en un establo y en la región en torno a Belén se usan tradicionalmente grutas como establos. Una estrella de plata marca el lugar. Cientos de miles de peregrinos visitan este lugar y besan la estrella. Desde la basílica se transmite la Misa del Gallo por televisión a todo el mundo cada noche del 24 de diciembre. Fue construida sobre la cueva, más conocida como portal de Belén, donde tradicionalmente se cree que nació Jesús de Nazareth. Unas de las reliquias de la Virgen y que precisamente se veneran en España es el Anillo Nupcial de Santa María, y que es propiedad de los herederos de un difunto primado de España, arzobispo de Toledo y que se haya en la provincia de Albacete. Otro idéntico pertenece a los herederos británicos del duque de Berry.
También se tiene constancia de una réplica del cinturón de la Virgen María, venerándose en la Catedral de Prato, Italia. Se trata de un cinturón realizado en pelo o lana de camello tejido, según la tradición, de la propia mano de la Virgen María y que la Virgen arrojó a Santo Tomás en el momento de su Asunción. También en nuestro país, en la localidad de Sangüesa, se veneran dos pelos, uno de Santísima Virgen. Existe otro en San Pietro de Roma. Una de las reliquias que generan más controversia entre los historiadores es poder afirmar que existen restos de leche de la Virgen María en una gruta existente a unos 200 metros de la venerada Iglesia de la Natividad. Es denominada como la Gruta de la Leche. El santuario es custodiado por la orden franciscana y una decena de monjas adoratrices. Se dice que allí reposó la Virgen María antes de huir a Egipto, y sentada sobre una roca dando de mamar al Niño se le cayó una gota de leche sobre una piedra, que de forma sorprendente cambió su color de rojo a blanco.
La reliquia más extendida entre la cristiandad son numerosos trozos de hilo del velo usado por la Virgen María. Se tiene constancia de que la Virgen María sentía una cierta debilidad por los velos, adecuada a la vestimenta utilizada en tiempos de Jesús. Se pueden contemplar varias reliquias en San Pedro de Roma, siendo la Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, El Silencio, la más cercana a nosotros, y que también posee una reliquia autentificada de un Hilo del Velo de la Virgen. Dicha reliquia se expone a la veneración de los fieles en los cultos anuales que se tributan a la Virgen de la Concepción de la corporación de la Madrugá de Sevilla.
Hoy en día, las Santas Reliquias siguen fascinando a estudiosos y literatos. Hay quienes vieron en esta decisión un gran negocio donde tendría cabida la falsificación, como posteriormente ocurrió. Independientemente de las opiniones de los contrarios a esta opinión, para los fieles supone un importante atractivo, convirtiéndose en un reclamo para su devoción y contemplación, convirtiéndose en un patrimonio cristiano de fe.